
En un trabajo que ha durado varios meses, comprobaron que, a la hora de buscar alimento, el physarum polycephalum, o moho de fango, se comporta de manera inteligente mientras se extiende para alcanzar el alimento, minimizando las pérdidas de energía que conlleva esa acción. Después, cuando lo encuentra, el moho crea una red para llevarlo hasta el núcleo en el que se encuentra su cuerpo.
Este tipo de moho ya ha sido utilizado para diseñar carreteras en Japón, pero la investigación del IIT, realizada para el Trabajo Fin de Máster de Ingeniería Industrial de Guillermo Navarro y supervisado por las profesoras Sara Lumbreras y Sonja Wogrin, abre la puerta para el desarrollo de redes eléctricas más eficientes. “Es interesante utilizar estrategias inspiradas en la naturaleza para mejorar nuestros diseños. Al igual que los algoritmos genéticos se inspiran en la evolución, este trabajo se inspira en el comportamiento de un moho inteligente”, reflexiona Lumbreras.
El trabajo de campo tuvo una parte experimental con el moho vivo y otra en la que se creó un "moho simulado por ordenador" que se pudo adaptar bastante bien al comportamiento de la red eléctrica. “El objetivo no es el de simular el comportamiento de las entidades que utilizan la red eléctrica, sino el de crear diseños eficientes para esa red inspirándonos en las estrategias de crecimiento del moho”, recuerda Sonja Wogrin, también investigadora del IIT. Para comprobar este crecimiento, siempre en condiciones de humedad, al moho se le alimentó con avena y se utilizó raíz de valeriana para “atraerlo” hacia el alimento.
Una vez se comprobó la mejor manera de alimentar al moho, éste se colocó sobre un mapa de España para aproximar el comportamiento del moho biológico al sistema de redes eléctricas español. Se identificaron doce centros de demanda –Barcelona, Madrid, Bilbao, Sevilla, Murcia, Cádiz, Lérida, Zaragoza, Coruña, Mallorca, Salamanca y Cáceres–, y allí se colocaron los copos de avena (representando fuentes de demanda) y el moho de fango (representando las fuentes de energía). En los resultados de los varios experimentos hay aspectos comunes: el noreste de España y Madrid están unidos; el noreste también está vinculado a las Islas Baleares, y Sevilla está también unida a Madrid.
En los países subdesarrollados, donde todavía hay un largo camino por recorrer en las redes eléctricas, se podrían implementar algunos de los resultados del proyecto, como determinar las capacidades de las nuevas líneas a construir o la colocación de infraestructuras. Incluso en los países donde ya están construidas las principales redes eléctricas, los resultados podrían orientar la construcción de futuras redes optimizando el coste y la inversión total.
“El moho puede ser el adecuado para planificar la red eléctrica, pues como en un sistema de transporte convencional, necesitamos unir diferentes nodos y crear un flujo entre ellos. Sin embargo, una red eléctrica presenta características adicionales a un sistema de transporte tradicional que hacen que el problema sea un poco más complejo”, explica Guillermo Navarro, estudiante de ingeniería industrial e investigador principal.